La revista Soriano Fluvial a cargo del historiador Emilio Hourcade, recordó ayer los 80 años del accidente que el 11 de junio de 1942 conmocionó a la población de Mercedes cuando un ómnibus de la empresa Onda cayó de la balsa que hacía los cruces del río Negro originando la muerte de varios pasajeros.
Sobre las 15 horas de aquel día, el ómnibus que había partido desde Paysandú al mando de José María Costa con un mercedario de 31 años como guarda, Antonio Alfredo Schettini y que presentaba fallas en el motor subió a la balsa apagando el motor, circunstancia en que varios pasajeros aprovecharon para bajar de la unidad.
El chofer al intentar arrancarlo, no se percató de que estaba engranado moviéndose marcha atrás, rompiendo las defensas y cayendo al agua con varios pasajeros en su interior, hundiéndose lentamente.
En este accidente fallecieron ocho mujeres y un hombre, un fallecido que fue arrastrado por la corriente y siete sobrevivientes, además del chofer, el guarda y un policía que había subido recientemente.
La nota de Soriano Fluvial recuerda que entre estos últimos estaban Domingo de Santis, Héctor Ferreira, Elena Viña Pereda y Dr. Isidoro Leirano (los dos últimos rescatados por la lancha de Manuel Guastavino), Jaime Vallejo, Américo D'Ogara, Juan Tkachenko, Pablo José Costa, Antonio Schettini y el policía Ricardo Miraballes que en el momento del accidente venía recabando los datos de los pasajeros.
Dionisio Pérez, si bien logró salir del ómnibus, fue arrastrado por las aguas del río Negro, mientras que en el interior del vehículo fueron encontrados los cadáveres de Angela Tartantano de Gianni, Felipa Juana Bernate de Vallejo, Juana Pustovtova de Tkachenko, Ana Tkachenko de Lapasky, Corina Zunin Padilla, Flora Melo de Alza, Estefanía Borbarov, Olga Borbarov y Juan Leontov. El cuerpo de Dionisio Páez recién fue encontrado el 23 de junio en las proximidades de la Isla Redonda.
La lancha que remolcaba la balsa era conducida por los balseros Rogelio Pedro Cáceres e Ignacio Méndez, quienes manifestaron que, a pesar de que al ómnibus se le habían puesto los calzos en las ruedas, observaron que cuando el chofer encendió el coche, el mismo se movió marcha atrás y cayó, por lo que desprendieron la balsa para dar vuelta y prestar ayuda.
Para rescatar el ómnibus se necesitó la presencia de un buzo que vino de Montevideo, quien al sumergirse encontró que el coche estaba a una profundidad de diez metros y con las ruedas hacia arriba, habiéndose colocado potentes reflectores en el muelle de los Treinta y Tres Orientales.
La tarea de rescate inicialmente realizada por la grúa de la chata arenera propiedad de la empresa constructora Enrique Broggi, lo puso en posición normal, tendiéndose cabos hacia la rambla, donde dos pesados camiones y los numerosos mercedarios que hacían vigilia del rescate, tiraron de los mismos hasta que el coche quedó fuera del agua.
El accidente replanteó el sistema de balsa y su peligrosidad, aunque después sucedieron distintos percances con incluso la caída de vehículos al agua desde las balsas, hasta 1963 cuando se construyó el puente sobre el río Negro.